Opinión
Editorial

Constructores de paz

Por Ximena González Piñeros, de la redacción de NOVA Colombia.www.novacolombia.com

El pasado 07 de octubre los principales medios internacionales mostraban en primera plana la foto de Santos, el diario La Nación de Argentina titulaba: “Juan Manuel Santos es el nuevo Nobel de la paz 2016”. El País de España por su parte sostenía: “Un merecido Nobel para Santos”, pero uno los títulos que a muchos llenó de exceptivas y de confusión a otros fue el de la BBC de Londres: “¿Puede el Nobel al presidente de Colombia Juan Manuel Santos destrabar el proceso de paz con las FARC?

Después del fatídico 2 de octubre, más conocido como el día en el que las ilusiones y la esperanza de paz y reconciliación se truncaran, una vez más, debido a los caprichitos del ex presidente de Colombia y actual senador Álvaro Uribe Vélez, la secuencia de hechos extraños y trascendentales se empezaron a dar.

Primer punto en tensión: Santos llama a los auspiciantes del No a una reunión, los tipos se hacen del rogar y dos días después aparecen, ahora sí, para hablar de paz, pero la supuesta paz que ellos quieren. Entonces se habla de reformas en el acuerdo firmado en Cartagena de Indias aquel histórico 26 de septiembre.

Segundo punto en tensión: La angustia aumenta cuando Santos anunció que el cese al fuego con las FARC va hasta el próximo 31 de octubre. Los principales medios de comunicación del país ya tiraban que varios miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia comenzaban a trasladarse para sus antiguos refugios de guerra.

Ya con esto, la cabeza nos hizo tilín tilín, ¿se movería el remordimiento de no votar? Con este panorama y ante las propuestas “pacificas” de Uribe para darle fin a la guerra, propuestas que defienden el capital privado, que condenan el narcotráfico, que niegan los beneficios políticos, pero ¿y las victimas, y la restitución de tierras? Eso me parece que está medio truncado, mucho “castrochavismo” en el discurso, pero cero posibilidades para los que son el centro del acuerdo firmado en Cartagena.

Ya con todos estos momentos de más bajadas que subidas, en sólo una semana, la noticia que nuestro presidente es el nuevo nobel de la paz nos pone a reflexionar y esa paz a la que dijimos que NO o de la que nos abstuvimos porque “no me compete, como no pasa por mi lado”, “porque mi papá no es el que está desaparecido” o “porque a mí no me desalojaron de mi tierra”, “yo vivo en la ciudad eso pa’ qué”, realmente si era la solución, el mundo lo ve con otros ojos y nosotros lo dejamos pasar.

Ahora ante una posible negociación con el Ejercito De Liberación Nacional, noticia con la que despertamos hoy, queda en nuestras manos superar este momento de “No me importa” para jugárnosla por nuestro país y no permitir que las fieras del No intervengan en una semana un acuerdo con más de cuatro años de construcción, que sanará de a poco las heridas de la guerra y que nos hará constructores reales de personajes de paz ante el mundo entero.

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