Mundo NOVA
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La realidad, la mejor serie televisiva de Israel

Son varias las investigaciones policiales y judiciales abiertas que implican al Primer ministro Benjamín Netanyahu. (Dibujo: NOVA)

Por Israel Rabinowicz, corresponsal de NOVA en Israel

-“Lo suyo tiene el aroma de una novela. Por Netflix he visto dos series israelíes de gran factura que muestran el variopinto universo delictivo de su país (HOSTAGE y FAUDA) con fuerte descripción de la corrupción política”

-“Amigo, hay algunas diferencias, el libretista de FAUDA firmó un contrato por varios millones de dólares, yo estoy en espera que suban las ofertas”

Arriba, la textual transcripción de un intercambio de mensajes entre un comentario recibido consecuencia a mi anterior Newsletter (“Schjitut en hebreo, corrupción en español”) de parte de un respetado amigo y mi inmediata respuesta.

Lo que en Israel sucedió durante la última semana en lo que a corrupción respecta pone nuevos ingredientes merecedores para incorporar mucha tensión a una futura serie televisiva internacional.

Israel mueve miles de millones de dólares anuales en la compra de material militar estratégico, Estados Unidos es su principal proveedor como parte de los más de 4.000 millones de dólares que, como ayuda, anualmente le suministra.

Ello no es nuevo, es conocido, alrededor de estos negocios solamente hay que dejar volar la imaginación para suponer, sean verdades o no, que siempre detrás de ellos existen zonas grises en lo que al dinero se refiere.

Léase bien, me estoy refiriendo solamente a las compras israelíes, en el de las ventas en cuyo mercado internacional el país participa con un muy bien ganado respeto y prestigio.

En este caso, son los intermediarios y los mismos compradores los que multiplican los costos para incrementar sus utilidades y comisiones, así, un simple ejemplo tomado al azar, un mismo chaleco antibalas llega al comprador final con diferencias impresionantes en sus costos, el doble o más entre un lugar y otro.

Pese a los años transcurridos aún se recuerda el caso de Rami Dotan, general de las Fuerzas Aéreas que a comienzos de los años 80 fue condenado por corrupción a 13 años de prisión, una alta multa en millones de dólares y la pérdida de su grado militar. Hoy, muy cerca de mi casa, en Raanana, Dotan pasa sus días abandonado por todos.

De ellos hay muchos. Noji Dankner pasó de ser la punta del mayor conglomerado industrial y financiero a nada, y Eliezer Fishman, perdió un avión privado y más de 1.500 millones de dólares en su reciente quiebra, son algunos de los últimos famosos, pero pese al desprestigio momentáneo, todos ellos continúan con su normal forma de vida, posiblemente con algunos amigos menos pero nada que los altere.

Otra cosa es cuando se discute que la corrupción proviene en temas que hacen a la seguridad del país, que por razones económicas puede haberse optado por la adquisición de material militar que la afectaba, la sola duda pone a la persona en el descrédito total. Contra la seguridad no se juega.

Son varias las investigaciones policiales y judiciales abiertas que implican al Primer ministro Benjamín Netanyahu o a muchos de sus más cercanos amigos y colaboradores. Pero hay una, la vinculada a una compra de submarinos por más de 1500 millones de dólares, que comienza a tomar un volumen que escapa a toda proyección original.

Lo que hace meses comenzó como una investigación periodística sobre la transparencia de dicha compra y el papel que varios importantes nombres cumplieron para convencer voluntades, de repente ya tomó vuelo propio y se escapó de todo control.

El periodista Raviv Druker es posible que reciba el Pulitzer; estoy convencido que nunca imaginó que por la investigación periodística por inició, un ex Ministro de Defensa públicamente declarara que se opuso a dicha compra, que en el marco de las investigaciones policial se ordenaran detenciones de prisión preventiva efectiva y otras domiciliarias a personas del más alto del prestigio profesional, o que la prensa alemana le diera al tema titulación en primera plana.

Para ellos lo que desde Israel se expande es dramático, supera lo económico, es lo que menos les preocupa. También ingresan los temas políticos, la canciller alemana Angela Merker, que subvencionó el negocio con 500 millones de euros, intenta despegarse del tema, amenazas e insinuaciones de anulación, una historia que parece recién estar en su prólogo.

El pasado viernes el hasta ahora principal implicado y detenido firmó un acuerdo, y anticipó algunos de los puntos que podía revelar, contra la apertura de la Caja de Pandora en éste y otros muchos en los que él intervino. Como contrapartida se garantizó solamente hasta un año de detención y una multa de US$ 10 millones de dólares, si para muestra alcanza un botón, sirvan éstos como leve demostración de lo que tiene para contar.

Dicen que es el escándalo de corrupción más importante desde la creación del Estado, que detrás de la depuración de nombres no habrá límites para las sorpresas. Parece ser que la rueda ya comenzó a girar, a ponerse en movimiento.

Aunque no existe información oficial por el secreto impuesto a todas las actuaciones, trascendidos dicen que este lunes se están allanando estudios jurídicos de los más encumbrados, oficinas, despachos y domicilios particulares en búsqueda de documentación, también se embargaron cuentas bancarias en el país y en el exterior.

Aunque todos los que saben que pueden quedar en posición incómoda tuvieron mucho tiempo para intentar eliminar pruebas, ello resulta prácticamente imposible, más cuando existe una garganta profunda que todo lo conoce.

El Odebrecht israelí está marcha. Dicen que ya algunos pasaron a la clandestinidad, que otros están en el exterior y que desaparecieron de los lugares que solían frecuentar.

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