La situación fue agravándose cuando la violencia se tomó las calles de la capital chilena, Santiago, con quema de diversas estaciones de metro y buses, saqueo de supermercados y ataques a cientos de instalaciones públicas.

"Estamos en guerra contra un enemigo poderoso e implacable que no respeta a nada ni a nadie y que está dispuesto a usar la violencia sin ningún límite, incluso cuando significa la pérdida de vidas humanas, con el único propósito de producir el mayor daño posible", dijo Piñera en una transmisión televisiva.

Poco después, el ejército de Chile también anunció toque de queda desde las primeras horas de la noche del pasado domingo 20 de octubre, en las ciudades de Coquimbo y La Serena, ubicadas a unos 470 kilometros al norte de Santiago; y en Rancagua, a unos 90 kilometros al sur de la capital.