En pleno 2025, todavía hay personajes del medio que confunden “hacer reír” con ridiculizar a minorías, y lo hacen cómodamente sentados frente a cámaras, en medios que les siguen dando aire sin ninguna responsabilidad editorial.

Cucuso no solo se burló de la identidad de Romina Celeste con comentarios descalificativos y llenos de prejuicio, sino que intentó disfrazar de “chiste” una catarata de expresiones cargadas de odio, que dejaron a más de un televidente con la sangre hirviendo.

Lo más grave es que ni el conductor César Galeano ni el cantante Yesty Prieto, quien estaba en el estudio, marcaron el límite. Al contrario: festejaron como boludos, entre risas cómplices, como si lo dicho fuera digno de aplauso. Silencio absoluto ante el atropello. Risa fácil y cero empatía. Una postal lamentable.

¿Dónde quedó la responsabilidad de los comunicadores? ¿Hasta cuándo se va a seguir validando el “humor de bar” que deja en evidencia el machismo, la transfobia y la homofobia más cruda?

Romina Celeste, activista y figura pública, viene soportando ataques desde todos los frentes. Lo que sucedió en este programa no es solo ofensivo, es peligroso. Porque detrás del chiste fácil hay un mensaje: que todavía hay espacios en los medios donde la burla a una persona trans es moneda corriente, y donde nadie se atreve a decir “basta”.

Cucuso demostró que no está a la altura de los tiempos que corren. Y lo más triste es que no estuvo solo. La complicidad del silencio y la risa lo acompañaron en el estudio. Una pena que, en vez de hacer reír, haya terminado mostrando lo peor.