La Marcha de la Diversidad 2025 dejó un sabor amargo entre quienes esperaban una verdadera celebración de unión, color y espectáculo. Lo que debería haber sido una jornada histórica terminó siendo una de las ediciones más pobres de los últimos tiempos: sin grandes carrozas, con escaso despliegue artístico y con proclamas que no lograron conectar con la gente.

Entre tanta desorganización, una figura brilló por encima del resto: Rihanna Montenegro, quien llegó acompañada de todo su equipo y transmitió la marcha desde el arranque, concentrando la atención de las cámaras y los flashes. Sin embargo, ni siquiera su presencia logró evitar el comentario que se repite en todos lados: el individualismo marcó la jornada.

Según pudo saber NOVA, no la dejaron llegar al escenario ni formar parte del acto central, una señal de las divisiones cada vez más notorias dentro de los colectivos. Lo que antes era unión y diversidad hoy se transforma en grietas y distancias.

Además, persiste el malestar desde que la marcha fue sacada de 18 de Julio y trasladada a la avenida Libertador, un cambio que, para muchos, le quitó esencia y masividad al evento.

¿Se perdió el espíritu original de la marcha? Lo cierto es que este año, más que celebración, quedó la sensación de una fiesta vacía, deslucida y marcada por internas.