Al respecto, el nuevo jerarca de la gremial sostuvo que, para aquellas plantas que destinan su producción al mercado local, el negocio "es complejo": "Estamos dentro de un mismo Uruguay todos, los costos son altos y competimos con sectores que tienen otras armas para usar", señaló, en diálogo con Radio Carve. De esta forma, el desafío "es poder mantenernos en el tiempo, ser viables y, sobre todo, sustentables".

La competitividad, en la mira

Los problemas de competitividad son de los centrales para el sector, aunque la importación de carne no es un factor cuestionado. "No la vemos como un problema, es algo que se está haciendo, y se está haciendo bien, es un instrumento que tiene el distribuidor y el carnicero, pero nosotros dependemos de la media res, y muchas veces la carne importada juega en una cancha que tiene otro escenario de costos y de amplitud en el abanico de opciones, porque la carne importada es fraccionada en cortes y sin hueso, mientras que nosotros ofrecemos la media res”, señaló Cabrera.

El aspecto más significativo es, en tanto, la diferencia competitiva en materia impositiva con las empresas y plantas importadoras, ya la industria dedicada al mercado interno no cuenta con los mismos beneficios, lo que supone una desventaja directa.

Por ello mismo, la Asociación de Plantas de Faena para el Mercado Interno marcó durante la última asamblea 11 puntos para trabajar, y "cada uno de los integrantes salió con deberes para empezar a aportar información para así poder armar algo y realizar planteos sobre nuestras dificultades, pero queremos que sean planteos que sirvan como trampolín para acceder a una solución”.

Políticas polémicas y un freno a la concentración del mercado

El 2025 estuvo marcado no solo por varios conflictos en diferentes plantas frigoríficas, sino también por dos fuertes polémicas en el sector: por un lado, el decreto del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) que restringió las autorizaciones para la exportación de ganado en pie para faena; y, por el otro, la decisión de la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia (Coprodec) de no aprobar la fusión entre los frigoríficos brasileños Minerva y Marfrig.

En el primer caso, la medida generó mucha repercusión ya que se trató de una medida para apuntalar la industria frigorífica local —criticado como una intervención estatal en el mercado interno ante la caída de la faena—; mientras que, en el segundo, fue una buena noticia para el sector en tanto significó un freno definitivo al intento de una empresa extranjera y de gran tamaño de concentrar aún más el sector frigorífico nacional.