Por Gabriel Pereira, especial para NOVA

En su momento fue una de las figuras más comentadas del espectáculo uruguayo. Natalia Rosas, la modelo que alcanzó popularidad por su increíble parecido con Wanda Nara, supo moverse entre flashes, tapas de revistas, participaciones teatrales y hasta incursiones musicales. Su nombre era sinónimo de sensualidad, polémica y exposición.

Pero con el paso del tiempo, Natalia eligió bajarse del ruido mediático y tomar un camino completamente distinto. Hoy, lejos de los escándalos y del mundo del espectáculo, vive en España, en pareja y dedicada a la maternidad, disfrutando de una vida tranquila y reservada.

En sus redes —que mantiene en modo privado— se la puede ver recorriendo distintas ciudades europeas, compartiendo momentos simples y familiares. La exmodelo, que alguna vez encendió la escena local con su presencia en desfiles y producciones de alto impacto, parece haber encontrado la paz lejos de los reflectores.

De las luces del teatro de revista a la calma de la vida cotidiana, Natalia Rosas cambió los escenarios por la estabilidad emocional, demostrando que la fama no siempre es sinónimo de felicidad. Hoy, con un perfil completamente distinto, escribe un nuevo capítulo en su historia, más sereno pero igual de auténtico.