En ese sentido, recordó que “hubo políticas de Estado que en algún momento se impulsaron pero que en algún momento se dejó de lado”. En consecuencia, hoy en día “no estamos lo suficientemente preparados para enfrentar circunstancias de esta naturaleza”, según indicó el ministro.

Al respecto, Mattos apuntó que el trabajo en pos de mejorar las condiciones para afrontar el nuevo escenario climático “es un aspecto que tiene que ver con una decisión del gobierno y que atañe a los privados”. “Entendemos que en la legislación vigente no hay suficientes garantías, estímulos y procesos de inversión a largo plazo que impulsen al sector privado a poder invertir en mayor grado”, sostuvo.

Un riego a conciencia

En la misma línea de argumentación, Mattos señaló que “regar no es solamente almacenar, sino saber distribuir y usar el instrumento porque requiere gran inversión por hectárea. Invertir en una hectárea de riego equivale a comprar una hectárea de tierra”.

En ese sentido, explicó que en Uruguay hay unas 16,5 millones de hectáreas productivas, de las cuales 270.000 tienen diferentes sistemas de riego instalados. “Eso equivale a menos de 2 por ciento del área regable que tiene el país, es muy poco y lo podemos llevar al 10 por ciento, por eso decimos que lo podemos multiplicar por cinco. Está diagnosticado que podemos llegar a más de 1 millón y medio de hectáreas”, consideró el ministro.

Asimismo, Mattos reconoció que todavía quedan artículos de la Ley de riego para reglamentar, así como factores que corregir. Al respecto, el MGAP buscará convocar a un GACH para que el equipo de expertos asesore e identifique los elementos que deben ser mejorados para que el país pueda enfrentar las sequías futuras. “Todo requiere cultura, capacitación, cambios para que el sistema productivo no quede mirando hacia arriba sin respuesta”, sintetizó.