La jornada electoral transcurrió con normalidad y una participación superior al 85%. Desde temprano, las filas en los centros de votación anticipaban una definición contundente. Al caer la tarde, los primeros resultados confirmaban lo que se veía venir : el Frente Amplio alcanzaba la mayoría absoluta y Tabaré Vázquez se convertía en el nuevo presidente de los uruguayos.

La victoria de Vázquez no solo significó un cambio de signo político, sino también el desembarco de una coalición que durante décadas fue oposición. El Frente Amplio, integrado por sectores de izquierda, centroizquierda y movimientos sociales, logró consolidar una propuesta que combinó experiencia de gestión municipal, discurso progresista y promesas de inclusión social.

En su discurso de triunfo, Vázquez agradeció el respaldo popular y prometió gobernar para todos los uruguayos. También destacó la necesidad de fortalecer la educación, la salud pública y la política de empleo, pilares de su plataforma.

La derrota del Partido Colorado, encabezado por Guillermo Stirling, marcó el fin de una hegemonía que se había sostenido durante gran parte del siglo XX. Por su parte, Jorge Larrañaga, del Partido Nacional, quedó en segundo lugar, pero lejos de forzar una segunda vuelta. Ambos reconocieron el resultado y felicitaron al presidente electo.

Con Tabaré Vázquez, Uruguay inició un ciclo político que redefiniría el mapa regional. Su llegada al poder fue leída como parte de una tendencia continental hacia gobiernos de corte progresista, en un contexto marcado por el desgaste de las fórmulas tradicionales. El 31 de octubre de 2004 quedó registrado como el día en que Uruguay votó por un cambio profundo, que llegó para quedarse.

En 2010 fue el turno de José "Pepe" Mujica, otro frenteamplista, con otro estilo de conducción. Un lustro después regresó Tabaré, quien sobre el final de su presidencia cayó gravemente enfermo. Llegó entonces el turno del blanco Luis Lacalle Pou, para luego dar paso al actual presidente, Yamandú Orsi, del Frente Amplio.