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Riesgos de alinearse con Kiev

Embajada ucraniana en Uruguay: ¿Traición a la neutralidad y un peligro para el país?

Paganini avala una embajada ucraniana en Montevideo, pero críticos advierten sobre los costos de abandonar la imparcialidad.

El Gobierno uruguayo, encabezado por Luis Lacalle Pou, parece dispuesto a sacrificar su histórica neutralidad al abrirle las puertas a una embajada de Ucrania, según anunció el canciller Omar Paganini en una entrevista con EFE este martes.

La decisión, que el ministro presenta como un avance en las relaciones bilaterales con el gobierno de Volodímir Zelenski, genera rechazo entre quienes ven en este movimiento un peligroso giro hacia el alineamiento con intereses extranjeros en un conflicto ajeno. Más aún, a poco de que el mando pase a otro presidente.

Paganini justificó la iniciativa afirmando que "se consolidan las relaciones diplomáticas" y que una embajada ucraniana en Montevideo daría "más presencia" al país europeo, hasta ahora representado por un embajador concurrente desde Buenos Aires.

Sin embargo, críticos señalan que esta maniobra expone a Uruguay a represalias económicas y políticas de Rusia, un actor clave en el comercio global, sin que el país obtenga beneficios tangibles a cambio.

"Uruguay condenó desde el principio la invasión rusa a Ucrania", recordó el canciller, pero su insistencia en priorizar los principios de la Carta de Naciones Unidas suena a excusa para algunos, que acusan al gobierno de ceder ante presiones occidentales.

El lunes, Uruguay fue el único país del Mercosur en apoyar una resolución de la ONU contra Rusia, un acto que lo aisló regionalmente y que ahora se ve agravado por esta apuesta por Ucrania. "¿Qué gana Uruguay metiéndose en una guerra que no le pertenece?", se preguntan detractores, quienes ven en esta postura una traición a la tradición de no intervención del país.

Gestos que comprometen

La complacencia del gobierno con Ucrania no es nueva. Desde el 24 de febrero de 2022, cuando Lacalle Pou condenó a Rusia en X, hasta la reunión con Zelenski en diciembre de 2023 durante la asunción de Javier Milei, el Ejecutivo ha dado señales de un alineamiento que culminó con la misión de Beatriz Argimón a Ucrania y Rusia, bajo el paraguas de la Unión Interparlamentaria.

La visita de la viceprimera ministra ucraniana, Yulia Svyrydenko, a Montevideo en mayo de 2024, solo profundizó las sospechas de que el gobierno prioriza una agenda extranjera sobre los intereses nacionales.

Lejos de ser un paso diplomático inocuo, la instalación de una embajada ucraniana podría convertir a Uruguay en un peón en el tablero geopolítico, comprometiendo su soberanía y exponiéndolo a tensiones innecesarias, todo por una decisión que muchos consideran imprudente y servil.

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