Especialistas afirman que "se puede entrenar el cerebro para poder ser feliz"
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¿Puedes entrenar tu cerebro para ser feliz? El concepto de felicidad es difuso. Es por eso que se le aborda desde diversas ópticas. Por ejemplo, a nivel de políticas públicas, la Organización de las Naciones Unidas publica un informe anual.
Este reporte clasifica a los países en función del índice global de felicidad. A nivel personal, el neurólogo austríaco Viktor Frankl tenía su definición de felicidad. Decía que la felicidad tenía que ver con el propósito o sentido que cada quien le daba a su vida.
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— Luis Valero (@luis8585) January 16, 2022
“Es una definición genérica que se puede adaptar a cada persona y que tiene más que ver con el bienestar subjetivo”. El comentario corresponde a la psicóloga española Fátima Servián, de la Universidad Internacional de Valencia.
El bienestar subjetivo se relaciona con la experimentación de 3 estados mentales. Esto son el afecto negativo, el afecto positivo y las evaluaciones de satisfacción con la vida. Servián explica que el ser humano necesita experimentar emociones displacenteras para sobrevivir y adaptarse al entorno.
"Existen momentos como el duelo que son necesarios", afirma. Y añade: "Sin embargo, el problema se presenta cuando surgen afectos negativos no necesarios".
"Por ejemplo, una persona con ansiedad", dice, ampliando que el afecto negativo se convierte en desregulador. En cuanto a los afectos positivos pueden ser adaptadores o desreguladores.
No porque sean positivos van a ser buenos, tal como le ocurriría a una persona en luto sintiéndolos. Y cuando nos referimos a las evaluaciones de satisfacción hablamos de la percepción que tenemos de nosotros mismos y de nuestro entorno.
La sensación de felicidad va a depender de la forma de enfrentarnos a los acontecimientos buenos o malos. Basándose en la subjetividad de la felicidad, existen programas de entrenamiento de tal bienestar. Los programas se dirigen a potenciar variables psicosociales.
Estos programas pueden emplear técnicas como el mindfulness. Y fortalezas como el equilibrio emocional, la autoconciencia o la solidaridad. La búsqueda constante del placer inmediato podría interferir en el bienestar, como ocurre con niños y jóvenes que no alcanzan la madurez.
"Estamos hablando de una juventud que crece en el hedonismo de las redes sociales y de la televisión, y de los adultos que les rodean", expresó. La especialista manifiesta que el cortoplacismo y la inmediatez se están llevando a niveles extremos.
Alega Servián que se deben recabar variables que hoy están en desuso: la motivación que nos incita a desarrollarnos y a estar orgullosos de ese avance cognitivo, moral y emocional.
Finalmente, la psicóloga recuerda que los afectos negativos nos ayudarán a adaptarnos. "En esta sociedad se penaliza el estar mal. ‘No te enfades’,’no llores’, Es normal que eso ocurra. Hay que entender que las emociones nos adaptan", aclara. Y concluye: "Todo eso es bueno y necesario".