Competitividad en caída y riesgo de “efecto contagio”

García señaló que los recientes cierres y traslados de industrias hacia otros países son consecuencia directa de los problemas estructurales de competitividad que atraviesa Uruguay.
“Esto es lo que venimos alertando desde hace tiempo. Las empresas buscan ser más competitivas desde otros países, y eso empieza a generar un efecto contagio”, explicó.
Según el titular de la CIU, los factores que afectan la competitividad son múltiples: “Costos salariales y energéticos altos, tipo de cambio desfavorable y una elevada conflictividad laboral que termina repercutiendo en la productividad”.

Conflictos laborales y “daño a la imagen país”

Uno de los focos de tensión ha sido el conflicto en el Puerto de Montevideo, que motivó reclamos de exportadores e importadores por el impacto económico y logístico.
Para García, el problema excede el caso puntual: “El conflicto del puerto es un ejemplo más de una situación que se repite todas las semanas. Afecta la competitividad y la imagen país. Las navieras pueden decidir no parar en Montevideo y eso tiene consecuencias directas”.
El empresario insistió en que Uruguay, pese a su estabilidad política y económica, no puede sostener una conflictividad laboral tan alta, sobre todo “en un gobierno que acaba de asumir”.

Negociaciones salariales estancadas

El presidente de la CIU también expresó su preocupación por la lentitud de la actual ronda de Consejos de Salarios, que calificó como “una gran preocupación”.
“En la medida que se demore, se extienden los conflictos y aumenta la inseguridad. El empresario no puede planificar sin saber sus costos laborales, y el trabajador demora más en recibir aumentos”, señaló.
Además, recordó que el país “no está creciendo” y que el núcleo duro de la industria lleva 15 años sin expandirse, pese a tener una inflación controlada. “Parecería que acordar aumentos salariales debería ser sencillo, pero no lo está siendo”, lamentó.

Inquietud por los cambios impositivos

Otro punto sensible para el sector es la reforma tributaria incluida en el proyecto de Presupuesto, especialmente en lo relativo al Impuesto Mínimo Global y a las modificaciones en los beneficios a las inversiones otorgados por la Comap.
“Cada vez que se tocan estos temas, el sector empieza a mirar con cautela. Hay preocupación por cómo quedarán las reglas de juego y qué incentivos tendrán las empresas para invertir”, explicó García.
El dirigente indicó que la CIU esperará la versión definitiva de la norma para realizar un análisis más profundo sobre su impacto.

Un diálogo fluido con el gobierno

Pese al complejo escenario, García destacó la predisposición al diálogo del gobierno nacional, en especial del Ministerio de Industria, Minería y Energía (MIEM).
“Hay una capacidad de escucha permanente, desde Presidencia hacia abajo. Con la Dirección de Industria el contacto es casi diario”, afirmó.
Según adelantó, se está trabajando en una política industrial integral, con el objetivo de atender urgencias sectoriales y diseñar una estrategia de desarrollo para el mediano plazo.

“Si logramos consolidar esa política, estoy seguro de que va a dar muy buenos resultados para la industria nacional”, concluyó el presidente de la CIU.