José Rondeau, el porteño que gobernó en Argentina y Uruguay

Por Gustavo Zandonadi, especial para NOVA
El 4 de marzo de 1773 nació en Buenos Aires José Rondeau, una figura clave en la lucha por la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Con una destacada carrera militar y un rol decisivo en momentos críticos de la historia argentina y uruguaya, dejó una marca imborrable en el proceso de emancipación sudamericano.
José Rondeau provenía de una familia de origen francés establecida en Buenos Aires. En su juventud se trasladó con su familia a Montevideo. Sus primeros años estuvieron marcados por la educación en una familia acomodada que le proporcionó una sólida formación. Sin embargo, su destino lo llevaría a las armas, donde encontraría su verdadera vocación, a partir de su ingreso, en 1793, como cadete al Regimiento de Infantería de Buenos Aires.
Cuando llegó el momento de las Invasiones Inglesas Rondeau ya tenía jerarquía de capitán en el Regimiento de Blandengues de Montevideo. Pero su alto rango no lo puso a salvo de caer prisionero de los ingleses en 1807, cuando los invasores tomaron la actual capital uruguaya. Al año siguiente recuperó su libertad y se reincorporó a la vida castrense en la Banda Oriental.
En 1810, al tomar conocimiento de los hechos de Mayo en Buenos Aires tomó partido por la causa patriota. La Junta porteña lo recibió y le dio rango de teniente coronel. Con sus nuevas charreteras cruzó el Río de la Plata y se puso al frente del Regimiento de Dragones de la Patria, con el que puso sitio a Montevideo. Triunfó en dos ocasiones: el 15 de junio de 1811, cuando asaltó la Isla de las ratas, y En la batalla del Cerrito, en 1812.
En la Banda Oriental ya asomaba otro liderazgo que tenía la fuerza de una cascada: José Gervasio Artigas. El caudillo apoyó el sitio a Montevideo y organizó el Congreso de Tres Cruces para elegir a los representantes orientales para la Asamblea del Año XIII. Esos diputados no fueron aceptados por el cuerpo, controlado por la cada vez más influyente Logia Lautaro, que no aceptaba las ideas federales de Artigas. Frente al desaire porteño Rondeau organizó su propio Congreso en Capilla de Maciel. La respuesta de Artigas fue quitar apoyo al sito de Montevideo, dejando a Rondeau solo y dependiendo exclusivamente de la ayuda porteña. Rondeau quedó al frente de las tropas y cuando el triunfo era inminente, fue reemplazado por Carlos María de Alvear.
Después de la caída de la plaza montevideana, Rondeau fue trasladado en 1814 al Ejército del Norte bajo las órdenes de Manuel Belgrano, para participar en la tercer campaña al Alto Perú, no sin antes armarse una crisis política que terminó con la caída del director supremo Gervasio Antonio Posadas, que fue reemplazado por su sobrino Carlos María de Alvear. En el medio tuvo lugar su mala relación con el caudillo Martín Miguel de Güemes y la derrota de Sipe Sipe. Para colmo el nuevo director se convirtió rápidamente en un dictador, por lo que duró poco en el cargo. En apenas tres meses fue reemplazado por José Rondeau, que 24 horas después entregó el mando a Ignacio Álvarez Thomas.
Rondeau siguió en el norte hasta 1818, cuando fue nombrado inspector general de ejército y frontera con el indio en el sur. En abril del año siguiente fue gobernador de la provincia de Buenos Aires, cargo que desempeñó hasta junio de 1820, cuando la renuncia del director supremo Juan Martín de Pueyrredón lo catapultó nuevamente al Directorio, en medio de la Anarquía del año XX. El cuadro era complejo porque el interior no lo reconocía y España amenazaba con enviar tropas para recuperar su virreinato.
Para terminar con la guerra civil, Rondeau ordenó a José de San Martín que el Ejército de los Andes se sume a la represión de los federales, pero el Libertador se negó. De todas maneras su final estaba cerca. En su condición de director supremo perdió al gobernador portugués de la Banda Oriental, Carlos Federico Lecor, ayuda para invadir la Mesopotamia argentina. En pocas palabras: no solamente denunciaba la acción del invasor, si no que hacía causa común con él. Hoy diríamos que eso es traición a la patria.
La reacción del interior no se hizo esperar. La Batalla de Cepeda le puso un límite al traidor la patria Rondeau. Pero desde tiempos remotos en la política argentina nada se pierde, todo se transforma. Rondeau fue colaborador del gobernador Martín Rodríguez entre 1821 y 1824 y luego participó en la Guerra del Brasil. Con la llegada de Manuel Dorrego al gobierno de la provincia de Buenos Aires ocupó el ministerio de Guerra, pero renunció en octubre de 1828. La Asamblea General Constituyente del Estado Oriental del Uruguay lo eligió operador y capitán general provisorio del nuevo país.
El argentino ejerció su cargo de virtual presidente del Uruguay hasta el 17 de abril de 1830. La razón de su nombramiento fue la intención de la Asamblea de aplacar momentáneamente la lucha entre las aspiraciones de Juan Antonio Lavalleja y Fructuoso Rivera. El segundo resultó presidente del Uruguay y fundador del Partido Colorado. En 1832 nombró a Rondeau encargado de negocios ante el gobierno argentino. Tres años después fue promovido a Jefe del Estado Mayor del Ejército, función que cumplió hasta 1838 mientras su salud se lo permitió.
Todavía le quedaba un hilo de vida para ser ministro de Guerra, entre 1839 y 1840. Entre 1843 y 1844 defendió Montevideo del asedio del Partido Nacional, en los hechos que la historiagrafía uruguaya denominó Gobierno de la Defensa, que se extendió hasta 1851, pero sin Rondeau, que falleció el 18 de noviembre de 1844. Sus cenizas fueron reclamadas por Argentina, pero el gobierno uruguayo se negó a devolverlas porque consideró que por haber servido a ese país se había ganado el derecho de descansar en el panteón nacional del Cementerio Central de Montevideo.