La invasión británica a Montevideo que sacudió al Virreinato del Río de la Plata

Por Gustavo Zandonadi, especial para NOVA
El 16 de enero de 1807 el general inglés Sir Samuel Auchmuty desembarcó en el Buceo, actual República Oriental del Uruguay, marcando el inicio de una de las incursiones más decisivas y dramáticas en el Virreinato del Río de la Plata. El oficial inglés comandaba una fuerza de 4.300 soldados, que vencieron sin problemas a los hombres del gobernador Pascual Ruiz Huidobro, que en vano intentó oponer resistencia.
Enterado de la novedad, el Cabildo de Buenos Aires envió refuerzos militares a la Banda Oriental. Los jefes de la expedición porteña eran Pedro de Arce, Antonio González Balcarce e Hilarión de la Quintana, pero el combate fue infructuoso y no lograron reconquistar la plaza. El 29 de enero Santiago de Liniers encabezó otra partida desde Buenos Aires. El futuro virrey logró llegar a Colonia del Sacramento pero la ayuda prometida por Sobremonte nunca llegó. Para cerrar las vías terrestres a Montevideo el coronel Denis Pack ocupó la ciudad fundada por Manuel Lobo en 1680. Los españoles intentaron recuperarla en abril, pero no pudieron.
Cuatro meses después de haber copado la Banda Oriental, Auchmuty delegó el mando de las fuerzas británicas en John Whitelocke, que planificó el cruce a Buenos Aires. Su arribo coincidió con el de Robert Crauford, que aportó 5.000 soldados más. El 28 de junio llegaron a la localidad bonaerense de Ensenada y días después hicieron pie en Buenos Aires, donde se toparon con la heroica resistencia del ejército de Liniers, con la ayuda de todos los vecinos porteños que apoyaron desde sus balcones.
Para comprender el impacto de este desembarco, es fundamental situarlo en el contexto político de la época. Europa estaba en plena convulsión política y militar debido a las guerras napoleónicas. Francia, bajo el liderazgo de Napoleón Bonaparte, buscaba expandir su influencia, arrastrando a todo el continente a una serie de conflictos y alianzas inestables. El Tratado de Fontainebleau de 1807, entre Francia y España, permitió a los ejércitos franceses atravesar España para atacar Portugal, generando un escenario de alta tensión.
Mientras tanto, en Sudamérica, las provincias españolas de ultramar vivían un período de incertidumbre. La cada vez menor influencia de España, debilitada por los conflictos europeos, abrió una ventana de oportunidad para las ambiciones británicas. Los ingleses veían en las tierras españolas una oportunidad de expandir su comercio y establecer su presencia en la región, aprovechando la debilidad de la metrópoli.
El desembarco de Auchmuty fue parte de la Segunda Invasión Inglesa al Río de la Plata, un esfuerzo británico por controlar estratégicamente la región después del fracaso de la primera invasión en 1806. No pudieron por las malas en ninguna de las dos ocasiones, pero no se dieron por vencidos. Ante el fracaso de los primeros intentos, los ingleses decidieron dejar de lado las armas y entrar por lo que mejor les sale: el comercio.